La caldera dual se ha convertido en una de las soluciones más prácticas y eficientes para el hogar moderno. Este sistema permite contar con calefacción y agua caliente sanitaria a través de un solo equipo, brindando confort durante todo el año y optimizando el consumo energético. A continuación, te contamos cómo funciona, qué tipos existen y qué consejos seguir para aprovechar al máximo sus beneficios.
La caldera dual se ha convertido en una de las soluciones más prácticas y eficientes para el hogar moderno. Este sistema permite contar con calefacción y agua caliente sanitaria a través de un solo equipo, brindando confort durante todo el año y optimizando el consumo energético. A continuación, te contamos cómo funciona, qué tipos existen y qué consejos seguir para aprovechar al máximo sus beneficios.
La principal ventaja de la caldera dual es su doble función: calefaccionar el ambiente y suministrar agua caliente sanitaria. Esto se logra gracias a un sistema interno que distribuye el calor generado por la combustión del gas en dos circuitos independientes.
Por un lado, alimenta el sistema de calefacción (ya sea radiadores, piso radiante o fan-coils), manteniendo una temperatura ambiente agradable en invierno. Por otro, calienta el agua sanitaria de manera instantánea, sin necesidad de acumuladores o termotanques adicionales.
Este funcionamiento integrado no solo ahorra espacio, sino que también mejora la eficiencia general del sistema, ya que un solo equipo cubre todas las necesidades térmicas del hogar. Además, muchas calderas duales actuales incluyen tecnología modulante, que ajusta automáticamente la potencia según la demanda, reduciendo el consumo de gas y las emisiones.

Al momento de elegir una caldera dual, es importante conocer las distintas configuraciones disponibles para adaptarla al espacio y tipo de energía del hogar:
Para que la caldera dual funcione de forma óptima, es fundamental aplicar algunas prácticas de eficiencia y mantenimiento preventivo. Regular la temperatura del agua y la calefacción según la época del año evita consumos excesivos y mejora el confort. En general, mantener la temperatura ambiente entre 20 y 22 °C es suficiente para un uso eficiente.
También es recomendable realizar revisiones anuales con un técnico matriculado para limpiar los intercambiadores de calor, verificar la presión y revisar el estado de los conductos. Un equipo en buen estado consume menos gas y prolonga su vida útil.
Por último, elegir modelos con etiqueta de eficiencia energética A o superior garantiza un menor impacto ambiental y ahorro a largo plazo.

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